Por el Dr. Emiliano Salmeri
La llegada del verano con sus altas temperaturas obliga a estar atentos para evitar su impacto en nuestro estado de salud.
Contemplar la influencia del calor en la salud de las personas permite optimizar el manejo terapéutico, personalizar las indicaciones y reducir el riesgo cardiovascular. No es casual que desde hace algunos años muchos médicos estén abocados al estudio de la influencia en el riesgo cardiovascular, de la temperatura ambiental, la polución, la radiación y demás fenómenos climáticos.
Estudios dicen
En 2019, un meta análisis cuantificó el efecto de la alta temperatura sobre la población encontrando que la sola exposición a una ola de calor incrementa un 15% las chances de muerte cardiovascular. Otra evidencia publicada asegura que la mayor consecuencia se observa sobre la posibilidad de tener un accidente cerebrovascular (3.8% de incremento), seguido de la enfermedad coronaria (2.8%), el paro cardíaco extra hospitalario (2.1%) y las arritmias (1.6%).
De cualquier forma, se trata de un tema muy complejo que aún requiere mayor investigación dado que existen también otros trabajos con conclusiones contrapuestas que minimizan toda esta influencia.
Por su parte, en 2021 se publicó un estudio que concluyó que el efecto del calor en la población es diferente conforme a los promedios habituales de temperatura para cada lugar de residencia.
Ahora bien, si bien el efecto del calor sobre la salud cardiovascular puede afectar a todos por igual, es especialmente importante su influencia en los extremos más vulnerables de la sociedad: personas de bajos ingresos, niños pequeños y ancianos. Si observamos los mecanismos fisiopatológicos que subyacen al fenómeno, es posible suponer que:
los pacientes con obesidad también serían susceptibles de ser identificados como población de riesgo.
CONSECUENCIAS
El efecto del calor sobre la salud cardiovascular esta mediado fundamentalmente por la vasodilatación provocada en las arterias de la piel y la pérdida de volumen sanguíneo no solamente por el sudor sino también por el mayor vapor de agua que se pierde con la respiración. Ambos fenómenos producen una disminución de la presión arterial que obliga a aumentar la frecuencia cardíaca para mantener un aporte sanguíneo adecuado a las necesidades metabólicas de los diferentes tejidos.
Sin embargo, ese aumento de la frecuencia cardíaca, mediado por el sistema adrenérgico, curiosamente también es capaz de incrementar la posibilidad de arritmias o de rotura de placas de colesterol ya depositadas en las arterias (aterosclerosis). Este mecanismo fisiopatológico podría verse incrementado en magnitud en las personas con obesidad merced al aumento de la superficie corporal que presentan.
recomendaciones
Una recomendación clásica es indicar la disminución de los diuréticos de asa (el más utilizado es la furosemida) en pacientes portadores de miocardiopatía dilatada con reducción en la capacidad de bombeo. Sin embargo, también es posible contemplar medidas en patologías menos graves y, por ende, más frecuentes como puede ser la hipertensión arterial.
Efectivamente existe publicado en la literatura médica un meta análisis que asegura que por cada grado de temperatura que sube en el ambiente, se produce un descenso de 0.26 mmHg y 0.13 mmHg en las presiones sistólica y diastólica, respectivamente. Este dato es muy relevante si contemplamos que para titular una droga antihipertensiva (proceso que permite alcanzar la dosis óptima para el paciente) es más relevante la presión en domicilio, más susceptible a este fenómeno, que la que se toma en el consultorio.
En definitiva, los mejores consejos para evitar las consecuencias del calor son:
Minimizar la exposición al calor especialmente si pertenece a los tres grupos más frágiles ya descriptos.
Mantener un correcto estado de hidratación contemplando que puede ser necesario agregar hasta un litro más del consumo habitual cuando existe sudoración profusa que moja la ropa.
Evitar hacer ejercicio físico en horarios de calor pico puesto que se exacerba la pérdida de líquidos al tiempo de que aumenta desproporcionadamente la frecuencia cardíaca.
Conocer el estado de salud y los valores de presión arterial acudiendo a consultas preventivas con profesionales especializados cómo los que integran nuestro servicio de cardiología en la Clínica OCMI.
¡Gracias Dr. Emiliano Salmeri, médico Interno de Cardiología, por brindarnos esta información!
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